Soy violeta encendida;
que va y viene por la playa del tiempo;
y cumple naturaleza inexorable.
Aunque llore la aurora,
y no surjan los milagros,
que sueñan las parcelas del silencio.
Soy exequias con flores de azafrán,
sobre el alma postrer
que desliza el recuerdo,
cuando la soledad invade.
Y el amor en lo caduco ,
se inmola por los barrancos de la cumbre.
Soy el secreto de la cábala.
La que reprime melodía, en los números,
de tontas esperanzas aritméticas;
mientras pregono ojos sin luz,
que ya no vuelven a la vida.
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