Cruzando el hostal derruido,
por la senda de rastrojos,
el duelo no trae olvido,
de tanto y tan bien vivido;
pero duelen sus cerrojos.
Allí tu cuerpo afligido,
revolcado entre gorgojos,
no pudo luchar,herido,
mientras el ser aterido,
se cubría con abrojos.
Semblante descolorido,
con ceguera por los ojos,
miraste en adiós dolido,
negando ser atendido;
con tus comunes enojos .
Y en la muerte entumecido,
con la vida en desalojos,
tu boca lanzó gemido
sin rendirte,tal vencido:
Mas tu piel, ya era despojos.
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